Gracias a la mediación comunitaria se previenen, disminuyen y gestionan de forma pacífica los conflictos de los barrios ayudando a que los vecinos se responsabilicen en la resolución de sus problemas a través del diálogo, de la comprensión y el reconocimiento del otro, devolviéndoles el protagonismo, fomentando la participación y creatividad ciudadana, renovando el entramado social del barrio y transformando de forma positiva las relaciones sociales.
Entre las especialidades de mediación comunitaria que consiguen mejorar la calidad de vida de los barrios destacan:
1.- Ámbito Intercultural
La mediación intercultural trata de mejorar las relaciones interpersonales entre individuos o grupos de personas de distintas culturas, tratando de obtener el acercamiento de las partes y el reconocimiento de las diferencias del otro a través de la comunicación, a fin de ayudar en la prevención, resolución o reformulación de los conflictos que puedan surgir y con el objetivo último de mejorar la convivencia intercultural y la integración. Se trata de transformar la “tolerancia” por la CONVIVENCIA basándose en la aceptación del pluralismo y la diversidad social.
Así, se ofrecen tres tipos de mediación intercultural:
- Preventiva, consistente en facilitar la comunicación entre grupos y personas con códigos culturales distintos, que prevenga la aparición de conflictos.
- Rehabilitadora, consistente en intervenir en la resolución de los conflictos que ya hayan podido surgir.
- Creativa, consistente en promover procesos de transformación de las normas o de las reglas de conducta que promuevan nuevas relaciones entre las partes.
La forma de intervención puede ser individualizada, en relación a conflictos particulares entre personas de distintas culturas, o grupal, entre grupos de personas de la misma cultura o bien de culturas diferentes.
La mediación intercultural que se ofrece es transversal, es decir, se presta en todos los ámbitos, ya sea familiar, social, educativo, laboral, sanitario, comunitario, etc.
2.- Ámbito Vecinal
La mediación se ha convertido en un recurso alternativo, necesario y válido para prevenir, gestionar o resolver de forma pacífica los conflictos vecinales.
Por lo general, si no se recurre al uso mediación, este tipo de conflictos saturan la intervención de los ayuntamientos, de la policía, de los bomberos y, de los juzgados.
La judicialización de las controversias comunitarias, de ámbito vecinal, resulta ineficaz. Los ciudadanos se ven obligados a afrontar los elevados costes judiciales, sin ver resueltos, en la gran mayoría de los casos, sus problemas o divergencias.
La mediación comunitaria vecinal evita los procesos judiciales y reduce los costes de la resolución de los conflictos más comunes, como son:
- Los ruidos.
- Los malos olores, las basuras y la falta de limpieza.
- Las filtraciones de agua y roturas.
- Las obras.
- La ocupación y el uso de los espacios comunes.
- Los problemas con las mascotas.
- Las relaciones entre vecinos.
- Las fiestas vecinales y el botellón.
- El incumplimiento de los estatutos y de las normas de convivencia.
- El acoso vecinal.
A través de la mediación comunitaria los vecinos aumentan el sentimiento de pertenencia a la comunidad, mejorando el respeto por los intereses comunes y alcanzando acuerdos duraderos porque resuelven las cuestiones de fondo del conflicto.